Por: Alexandra Ivanova
Dejar un empleo fijo para dedicarse por completo a su gran pasión, la música, en los tiempos de pandemia. ¿Una decisión descabellada? No, para el cantante generaleño, Carlos Prado, ha sido el inicio de un nuevo proyecto musical que ha ganado corazones de los visitantes de los restaurantes Candombe de San Rafael y Candombe RestoPub de La Palma.
Se trata de Calle Luna, el grupo que nació en Pérez Zeledón el año pasado, en medio de incertidumbre. Conversamos con su vocalista para conocerlo más a fondo.
Una iniciativa de tres visionarios, el grupo Calle Luna surgió ante una necesidad de salir adelante en los tiempos de pandemia entre varios músicos. Se trata del músico de la UCR, Jafeth Arguedas, percusionista y Douglas Castro, la primera guitarra, mientras que Carlos Prado Cordero captura la atención de muchas personas con su interpretación de covers en inglés y en español.
Empezando con el tema de los tributos y noches temáticas, con el padrinazgo de los restaurantes Candombe de San Rafael y Candombe de La Palma, la agrupación cuyo nombre refleja la vida nocturna y bohemia, se está dando a conocer en la zona. Para Carlos, el canto ha sido la mayor pasión de su vida y lo está transmitiendo al público.
¿Desde hace cuándo usted se dedica a la música?
Lo hago desde que tenía 16 o 17 años de edad, si hablamos de cantar y que te paguen por hacerlo. Tengo un poco más de 30 años de dedicarme a la música sin interrumpir. En su tiempo trabajé como DJ en algunas discotecas en San José y me dediqué a un proyecto de música en vivo, llamado Acustics, junto al guitarrista Jorge Montero. Estuvimos trabajando durante 15 años, buscando un formato muy similar y tocando en diferentes hoteles y restaurantes de San José.
¿Es oriundo de Pérez Zeledón?
Nací en Pérez Zeledón, pero decidí mudarme a San José para buscar nuevos horizontes. Ahí estudié un poco de todo, pero no he terminado ninguna carrera, así que tengo conocimiento de un poco de todo, pero no tengo título en nada. Estudié un poco de contabilidad, música, inglés como segunda lengua, por ello, incursionamos con los covers de las famosas bandas que cantan en inglés.
Hace cuatro años regresé a Pérez Zeledón, debido a una situación familiar y tuve que empezar de cero acá. Estuve trabajando en una entidad financiera durante 5 meses y renuncié para retomar los proyectos de música que están más acordes con mi personalidad. También soy administrador del restaurante Candombe RestoPub en La Palma.
¿No se ha arrepentido de abandonar el empleo fijo para dedicarse por completo a la música?
No, para nada. De hecho, ya lo había hecho una vez en San José, cuando estuve trabajando durante un tiempo en las oficinas y renuncié para dedicarme a la música.
Mi jefe quedó con la cara de sorpresa, porque dejé un trabajo fijo por dedicarme a la música, pero cuando una persona hace lo que le apasiona, no hay muchas consecuencias que medir.
Siempre hay preocupación de que no haya trabajo o por el seguro, pero todo depende del empeño que uno le ponga y la decisión de hacer las cosas. No puede ser a medias, hay que meterse de lleno en el asunto y poner todo de su parte, porque ya no hay marcha atrás.
Dice que se mudó a San José cuando tenía 17 años. ¿Desde qué edad sintió la atracción por la música?
Sentí la pasión por la música desde pequeño. Durante mis años de la niñez los artistas de moda eran Nino Bravo y Juan Bao, entre otros, eran los años 70. Recuerdo que yo sentía la música y era un deseo inmenso, no quería solo escuchar sino también cantarla y era muy diferente.
¿Qué ha influido más en su formación como músico?
Escuchar estas canciones fue mi primer contacto con la música. Después, tenía un primo a que le encantaba la música en inglés. Un día llegó de visita y traía una radio viejísima, donde solo se escuchaba una emisora en inglés. No entendí absolutamente nada lo que decían, pero me fascinó.
En aquel entonces, en mi casa solo se escuchaba la música en español, ya que nadie hablaba inglés, pero, cada vez que yo ponía esta música, me encantaba escucharla.
A mi mamá le sorprendía cómo podía escuchar algo que no entendía, pero eran otros años. Lo disfrutaba mucho y, cuando tuve el primer contacto con el rock en inglés, fue una sensación de “wow”. Así que mis influencias vienen de toda esta música, tanto en español como en inglés, pero la música es un idioma universal pues, aunque no entiendes la letra, sientes lo que se transmite.
¿Nunca se ha arrepentido de escoger el estilo de vida bohemio?
En realidad, no y ahora estoy más seguro que nunca. Ha habido momentos que no eran de color de rosa, cuando uno se cuestiona y cuando las cosas no salían como esperaba, pero al final, si uno logra pasar estos baches, empieza a ver las cosas de modo distinto y aprende de los errores cometidos. Definitivamente, si volviera a nacer, lo único que cambiaría es que empezaría más temprano.
¿Qué diría a otros artistas que están luchando con las adversidades de la post pandemia?
Es un tema bastante delicado, porque es muy fácil decir: “Aguanta y todo va a pasar”, cuando en la realidad es algo que no va a pasar de noche a la mañana.
Creo que lo que deberíamos hacer como artistas, es apoyarnos y también, diversificarnos, buscando otras maneras de llegar al público. En las grandes crisis siempre hay grandes oportunidades. A veces hay que reinventarse. En Costa Rica hay muchos músicos muy talentosos y, parte de este talento es poder innovar. Y no solo se trata de los músicos pues el ser humano, a través de la historia, ha tenido que evolucionar y adaptándose a muchos cambios.
¿Cuál es la canción que más le piden durante sus presentaciones?
Hay varias, pero las que siempre piden son La Flaca de Jarabe de Palo, 19 días y 500 noches de Joaquín Sabina, entre otros. Creo que la canción con que más se identifican las personas que me escuchan, es una versión del tema Volare de Gipsy Kings. En algunas ocasiones tuve una oportunidad de tocar con un grupo de flamenco pues esta canción es la que casi siempre me solicitan.